“Tengo mil tazas y siempre uso la misma”: por qué pasa y qué dice de ti

“Tengo mil tazas y siempre uso la misma”: por qué pasa y qué dice de ti

No falla. Tienes el armario lleno de tazas. Algunas preciosas, otras heredadas, otras que ni recuerdas de dónde salieron. Pero cada mañana, acabas cogiendo esa. Tu taza de siempre. Aunque esté algo desgastada, aunque tengas otras más nuevas o más “bonitas”. ¿Por qué pasa eso?

Spoiler: no es casualidad. Y sí, dice mucho de ti.

Las cosas que elegimos sin pensarlo

Lo curioso es que nadie te obliga a usarla. Simplemente, la buscas. Da igual si está al fondo o si la tienes que fregar deprisa porque no estaba limpia. La quieres a ti. Y no es solo porque el café sepa mejor (aunque puede que también). Es porque hay algo de ti en ella.

Quizá te la regalaron en un momento especial. O fue la primera que compraste para tu casa. O simplemente te gusta cómo encaja en tu mano. Pero elijas lo que elijas cada día, en esa taza hay una rutina que ya es parte de ti.

El valor de lo cotidiano

Usar siempre la misma taza no es aburrido. Es una forma de cuidar tu rutina. De tener algo familiar al empezar el día. En un mundo en el que todo cambia rápido, esos pequeños rituales tienen más valor del que parecen.

Tu taza favorita es como una canción que no cansa. Como esa sudadera vieja que te sigue quedando perfecta. No necesita ser perfecta. Solo necesita ser tuya.

No es la mejor. Es la tuya

Y aquí está el truco: probablemente esa taza no sea la más bonita que tienes. Ni la más cara. Ni la más moderna. Pero hay algo en ella que funciona. Que te da calma. Que te hace sentir que, por un momento, todo está en su sitio.

Eso es exactamente lo que buscamos en Tazzeri. Que encuentres esa taza. La que no eliges porque está de moda, sino porque te representa. Porque te acompaña. Porque cuando está limpia, sabes que va a ser un buen día.

En resumen: no necesitas muchas tazas. Solo la adecuada

Puedes tener una colección entera. Y está bien. Pero al final, vas a volver a la de siempre. A esa que sientes tuya. Y eso no tiene nada de raro. Al contrario: significa que has encontrado una pequeña parte de ti en algo tan sencillo como una taza.

Regresar al blog